No me despiertes cuando vengas y no me hables al oído,
ya no me sirven tus palabras, apague el sueño demasiado temprano.
Deje una carta en la mesa con muy poca lucidez.
Pero el amor no se olvida, toda mi vida rendida a tus pies.
Hay momentos que no recuerdo nada.
Hay momentos que no puedo olvidar.
Hay momentos que por las madrugadas me arrepiento
y empiezo a temblar.
Cinco segundos de gracia y mil horas sin razón.
Sequé mis lágrimas en espejos fríos
y soy la sombra de ayer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario